jueves, 12 de febrero de 2009

Sucedió en el restobar

Miércoles en Buenos Aires, la noche cae repentinamente a horas inesperadas.

Somos los primeros en llegar al restobar y verlo tan vacío me lleva a pensar que haberme tomado el trabajo de reservar fue absolutamente innecesario.
Nos sentamos y se acerca para atendernos una joven que no llegaba a los 25 años, bien podría ser nuestra hija. Rubia, flaca, ni linda ni fea, demostró ser amable y eficiente.
Toma nuestro pedido como solo lo hacen los mozos porteños, de memoria y chequeando cada cosa: sí, está bueno el salmón, nos queda del Malbec …
A los pocos minutos se acerca y muy naturalmente nos dice:
- "Me quedé con una duda ... ¿La entrada era con hongos?"
La consultoría me ha invadido, incluso cuando no corresponde, cuando estoy cenando con mi mujer, la tentación oracular me puede y le contesto:
- "Si, era con hongos y por el mismo precio te resolvemos una duda más"
Palabras fatales que marcaron toda la velada. Nos miró con un mínimo de sorpresa y al toque dijo:
- "Quisiera entender a los hombres y saber porqué ellos no me entienden a mi"
Mientras cenabamos -muy bien debo decir- charlamos del tema con mi mujer. ¿Una pelea? ¿Tan solo un malentendido o una separación? ¿El viejo tema de Marte y Venus?
¿Qué hace que una pareja perdure? ¿No sería muy aburrido si los hombres y las mujeres pensaramos igual? ¿Porqué tanta incomunicación? ¿Siempre fue así?
Queríamos darle una respuesta a la joven que tan espontáneamente nos había planteado su duda, más aún, creo que de alguna manera queríamos calmarla, darle ánimos, ayudarla.
Una tras otra desfilaban posibles respuestas pero no terminaban de conformarnos. A los postres finalmente nos decidimos por una, y yo fui el encargado de trasmitirle nuestro mensaje de esperanza.
Mientras mi mujer se dirigía a la salida, yo le acerqué el voucher de la tarjeta más su propina y le dije el resultado de nuestro debate:
- "Siempre es un esfuerzo comunicarse entre hombres y mujeres, pero si no logran entenderte, lo mejor es pasar a otra cosa, seguir de largo, buscar a alguien que si te entienda"
¡Profecía dada!

Al llegar a la puerta, mi mujer que miraba la escena me contó que la receptora de nuestro mensaje tranquilizador estaba llorando.

2 comentarios:

  1. me parece genial este espacio donde no solo chismoseo los trapitos sucios de la real politikería, sino que me divierto con justicia. En cuanto a la nota del señor cincuentón, me atrapó. No creo que Obama haya llamado a Cris, pues no esta interesado en la moda ni en mutantes politicos. Desde ya a los pies de Uds. Mercedes Navas.

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