Este mundo cruel -y sin la menor duda antiargentino- nos ha dado otra muestra de discriminación contra nuestro futbol, en esta ocasión deportando a los hinchas que todo corazón intentan acompañar a la selección en Sudáfrica.
Todavía algunos memoriosos recordamos la vergonzosa negación de la visa de entrada al gran Diego por parte del Imperio del Sol Naciente, que será una cultura milenaria, una potencia económica mundial y un ejemplo de competencia, pero no por ello tenía derecho a maltratar a nuestro ídolo.
¡Que faltos de glamour estos sudafricanos! ¿No pensaron acaso que los barras bravas añadirían colorido al evento?
También podríamos decir que las autoridades sudafricanas carecen de compasión ya que han olvidado las horas de trabajo que los hinchas debieron -como todos los laburantes- aplicar al pago de sus pasajes o que despreciaron el aguante que los barras debieron mostrar para merecer este destino.
Por último, debemos considerar la falta de tacto de los jueces y policías del país organizador que pese al visto bueno de las autoridades argentinas, autorizaron el viaje ¿Qué estará pasando? ¿Tal vez nuestro sistema legal no les despierta confianza? ¿Creerán acaso que en Argentina alguna relación, un vínculo partidario o negocio puede más que el imperio de la ley?
¡Discriminadores! ¡Ustedes no entienden lo que es la pasión por el futbol! Así nunca van a ganar un campeonato aunque … deberemos reconocer que probablemente les vaya mucho mejor en todo lo demás.
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